Abstract

La violencia por motivos de género, comprendida como un fenómeno criminal, se configura como resultado de la interacción de múltiples factores que convergen en un momento y lugar determinado. Esta es sostenida por una estructura, un sistema de creencias que, surgido en el seno de una cultura patriarcal heteronormada y androcéntrica, asigna, de manera causal, el poder a un género hegemónico: varones cisgénero. A partir de esta interpretación, las conductas violentas dirigidas a los géneros no hegemónicos son mecanismos de opresión orientados a reafirmar esta desigual distribución del poder. Este tipo de violencia, se ve manifestado de diversas maneras e impregna todas las órbitas de la vida en sociedad y la intimidad de los vínculos de pareja no son la excepción. Muy por el contrario, la violencia en la pareja se da casi como una constante. Esta situación se agrava cuando se habla de vínculos adolescentes debido a la intervención de diversos aspectos que aumentan la vulnerabilidad. Proponer abordajes integrales y transdisciplinarios, tendientes a prevenir, erradicar y reparar, debe ser el horizonte hacia el cual los gobiernos locales, como garantes de los derechos de las personas, deben necesariamente dirigirse.