Del libro y sus catástrofes
Abstract
La pregunta acerca del futuro del libro se viene planteando con insistencia desde, al menos, hace un par de décadas. Por más que las respuestas se hayan dividido entre aquellos que auguraban su desaparición y los que negaban de forma categórica que tal cosa pudiera suceder, sobre la pregunta ha planeado siempre la convicción de que en “el mundo del libro” se estaban produciendo cambios profundos que, en opinión de la mayoría, el futuro no hará más que profundizar. Estos cambios, trufados de profecías que nunca se acaban de cumplir, han sido ocasión para hablar no sólo del libro sino de toda una serie de fenómenos que tienen lugar a su alrededor. Un examen superficial de los diversos argumentos produce dos impresiones inmediatas. La primera es la de una enorme confusión. Después de leer o escuchar las opiniones de unos y otros, uno termina preguntándose de qué se habla cuando se habla del “futuro del libro”. La segunda es que el sentimiento más general entre aquellos que pertenecen “al mundo del libro” es la de desaliento. Si sólo se tienen en cuenta las informaciones que con más frecuencia aparecen en los medios de comunicación, lo que se aproxima es una catástrofe: menos libros (¿menos lectores?), “bibliotecas solitarias”, “librerías amenazadas”, “editoriales reduci-das”, “escritores desprotegidos”, etc.