Resumen
Decir que la naturaleza tiene gente, en el contexto de las unidades de conservación de Brasil, es intentar abrir espacio a voces que están siendo invisibilizadas por una gestión ambiental que se ha moldeado, hasta hoy, sobre la creencia en el mito de la naturaleza intocada. El modelo de conservación brasileño prevé la existencia de áreas de protección integral (no habitadas) y de uso indirecto, a pesar de que diversos estudios ya han señalado que los bosques de América no sólo han sido habitados, sino también manejados, demostrando la importancia de esta interacción para la conservación de la biodiversidad. Aún así, el modelo de conservación brasileño intenta «excluir» la existencia de estas poblaciones de sus áreas de protección de uso indirecto. Sin embargo, la realidad presenta otro modelo de gestión, ya que se observa que la existencia, resistencia e insistencia de las poblaciones tradicionales en busca del reconocimiento de sus derechos está forzando un cambio de paradigma en la gestión ambiental. El objetivo es comprender las dificultades que tiene la gestión ambiental brasileña para reconocer que la naturaleza tiene gente y que también necesita ser protegida, porque es a través de esta diversidad de escenarios que construimos nuestra biodiversidad y sólo así conseguiremos conservarla.
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KEYWORDS
Medio Ambiente, Superposición Territorial, Conflictos Ambientales, Amazonia Brasileña